jueves, 21 de octubre de 2010

Soy capaz de imponerme la norma más absurda, restarle importancia a lo que me atormenta, consentir el comportamiento extraño. Modelo mi mente y mi rutina. No quiero doblegarme más ante mis temores.
Toda joven sabe sobre amor. Es sólo su capacidad para sufrir por él la que aumenta. Françoise Sagan.

miércoles, 6 de octubre de 2010

Buenos días

"A la tristeza di,
buenos días."
John Keats


Saltémonos las generalidades, las preguntas estúpidas, y apresurémonos a los instantes compartidos, aunque nos entendamos sólo una noche y cada beso sea una posdata, la última. Sorprendentemente el encanto de príncipe prevalece con los primeros rayos de luz que nos descubren somnolientos. No se pudo retrasar más la llegada del nuevo día, que estuvo en nuestras manos hasta que quedamos dormidos. Dudo de si el recuerdo de la complicidad de esta noche me ayudará a levantarme con ánimo. Parece que esta vez sí.

viernes, 1 de octubre de 2010

Reinventando

Matando el dolor, el recuerdo, las horas vividas; desterrando horas, borrando pasos, y dejando volar: la calma, el hastío, la indiferencia, como se deja jugar a los gatos en el jardín, dormitando al sol de la tarde los pensamientos.

Quemando charlas, palabras, recorriendo hacia atrás un episodio para situarse en el justo instante en que empezó todo, para, seguro que tarde, y después, reescribir mi vida.

Retrocediendo sobre los pasos, y las palabras, para hallarme justo en el instante antes de que sucedieran, y dando otro giro a la historia, reescribiendo líneas en tinta bien secada, la máquina de escribir contundente que deja indeleble todo bien tintado, remachado, y que es el tiempo y lo que en él acontece.

Pasando pues página, si bien reescribir es imposible. Quemando quizás los folios anteriores, pero eso supone quizás la peor de las soluciones, pues significa que no habríamos vivido. Y ese sí, sin duda, sería el peor lamento que pudiéramos sufrir.

Cogiendo la idea que se me escapó, la variante que no alcancé a encontrar, el camino que no me decidí a tomar, cuán afortunados si rebobináramos, la bobina del tiempo, si sigue atosigando así parece que los errores vaya a sucederse como si de una bola de nieve se tratara, al no dejarnos tiempo para enmendarlos, y enlazando así un error tras otro. Debemos por eso enfrentarla, siendo primero raudos y después tajantes en nuestro proceder.

La alegría

no es nunca la misma mano

la que me la da. Hoy es una,

otra mañana, otra ayer.

Pero jamás es la tuya.

Por eso siempre te tomo

la pena, lo que me das.

Pedro Salinas